En medio del concolón

En medio del concolón

Enrique Pesantez J.
pesantez@hotmail.com

Han pasado unos días desde que se conoció el fallo de inconstitucionalidad de la Corte Suprema de Justicia sobre el contrato minero, y recuerdo a los miles de panameños que día tras día salieron a protestar de forma pacífica. Puedo decir con orgullo que estuve en el medio del «concolón» de las concentraciones, y si de algo estoy seguro, es que se ha marcado un antes y después en este país que permanecerá en la historia panameña.

En un inicio me sentía una persona extraña dentro de esa masa de personas, rostros que no conocía, pero poco a poco el panorama se fue despejando. Los tamboritos y murgas no dejaban de sonar, las cantalantes a viva voz entonaban versos en referencia al presidente, diputados, ministros. De repente me sentí en familia, cientos de banderas arropaban a cada uno de los presentes, el sombrero pintado, una de las más grandes expresiones culturales de Panamá, abundaba en las manifestaciones que siempre se realizaron con orden.

Ese es el panameño, no importa las circunstancias, nunca pierde su espíritu. Lo que se vivía en cada concentración era único. Todos teníamos el mismo objetivo: alzar nuestra voz contra decisiones tomadas por unos cuantos, pero que al final, nos marcarían a todos como país. Soy fiel creyente de que el proceso acelerado de aprobación del contrato, la posterior sanción del presidente y la promulgación ese mismo día en la Gaceta Oficial, sin ver su carácter inconstitucional, fue la gota que colmó el vaso. Ya lo dijo la Corte, el contrato iba en contra de 25 artículos de la constitución.

Pero conversando con las personas que estaban a mi lado en las concentraciones, no solo estaban ahí por el contrato minero. Es que el panameño está cansado de tanta corrupción y que nadie sea responsable por eso. A pesar de los millones de dólares que genera la economía, seguimos con los mismos problemas de siempre. Ahí está la Caja del Seguro Social con cientos de problemas; no hay insumos ni medicamentos en los centros hospitalarios, la educación en este país es mediocre. Creo que nos merecemos un mejor país y esa era la razón que día a día motivaba a las personas a salir de sus hogares a manifestarse.

No puedo terminar sin mencionar la ausencia de las autoridades durante la crisis que se extendió por más de 30 días, comenzando con el presidente, vicepresidente, ministros, estamentos de seguridad. Mejor dicho, el Gobierno brilló por su ausencia, no había nadie que diera la cara a los manifestantes. En este país se vivió en anarquía por semanas y al día de hoy no somos capaces de ver las consecuencias que esta crisis provocará en el país. Sectores como el turismo nuevamente fueron abandonados. Ya pasó en la pandemia, y otra vez ocurrió. Pero sé que vendrán mejores días para Panamá, pero a las próximas autoridades, les aconsejo que no olviden lo que aquí pasó en las calles. El pueblo recordó quién tiene el poder.

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